miércoles, 11 de enero de 2017

Producto de una buena semana


Hay tiempos cortos,
arritmias amañadas
de silencios huidizos
en la imperiosa noche.
Allí a nadie importa
el crujido de las sábanas
los suspiros perecederos
o este ávido deseo
que arranca mi aliento.
Y las manecillas corren
con eones, en momentos.

Un primer anhelo


En este instante tembloroso en la oscuridad
¿Quién le hablaría a mi viejo yo de estas noches?
De recitales de poetisas noctámbulas arrestando silencios
De naufragar en la corriente de la flor de iris
De los caminos que discurren entre tus dunas
De respuestas en grietas de labios mordidos
Y tú dirás que eres agua y tus llamas lamerán mi piel hacia el núcleo
en el tiempo que se retuerce al ritmo de tus gritos y tus susurros

domingo, 20 de noviembre de 2016

La flor de iris


Es una fragancia, que dibuja una espiral que desciende,
hasta un lugar más profundo del que me atrevo a bajar
un viaje de flores sutiles y aguas misteriosas.
Una esencia de noches sin resolver que desarma,
de la que se extrae un sinfín de secretos.
Un ensueño lúcido.

domingo, 2 de octubre de 2016

Bifurcación

Es más fácil caminar en ángulos seguros
que vagar por la incertidumbre
o seguir estelas caducas
y perderte entre telones amargos o de lengua de plata.
Donde lo tangible es humo,
el idioma silencios
y el amor terror.

viernes, 23 de septiembre de 2016

Tenacidad

Hay un brillo perenne en esta hojarasca
del añejo carácter que porto.
Que no ceja y que fustiga
las indeterminaciones, el derrotismo
típicos de la madurez.
Y en su empeño da un estertor,
un hálito, un paso más, una ultima vez
todas las veces.

miércoles, 13 de febrero de 2013


El jardín de las bengalas

De ti no saqué estas palabras
Me dejaste el honor,
de este carácter rocoso
Templaste mis asperezas
Esta vesania, heroica, ansía
reflejar tu tenacidad
Te yergues en tu vetusta floración
¡Mira! Desde el azahar o mis horizontes
Mi altivez, un ideal perenne

viernes, 25 de enero de 2013

Vindicado

Las olas no van a tragarse la mar,
como un viejo que se enfrenta a lo inabarcable.
Y frente a sus dudas, duda.
El niño será una silueta desdibujada en sus pupilas
y no volverá a agarrar las rosas por las espinas
Entonces comienza el festín de Beelzebub